Señora,
deje a su hijo vivir,
no sea su sombra.
Su exagedara proteccion,
le encerro en un caparazón,
su juventud arruinó.
A mi lado,
es feliz,
jamas le causaria dolor.
Cuando le conoci,
era un hombre melancolico,
callado e inseguro.
Sus miedos olvidó,
mi corazón robó,
en el se instaló.
Cierto, mi existencia ocultó,
evitando este momento,
aunque no la temo.
Señora,
usted tiene su lugar,
nadie mas lo puede ocupar.
Respete nuestra vida,
no busque rencillas,
por el bien de los tres.
Magda Lluna
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