
No fui un error,
el deseo nos cegó,
la pasión nos arrastró,
y nos dejamos llevar.
Sin pensarlo,sucedió,
me buscaste y acepté.
los dos somos culpables,
de esos momentos de placer.
Soñabas lo sucedido,
en tu rostro estaba escrito,
con la mirada siguiendo mi paso,
desnudando mi cuerpo.
¿De que sirve lamentar?,
bajo las sabanas,
de ella no te acordabas,
tan solo mi nombre susurrabas.
Nada debes temer,
nadie lo va a saber,
será un dulce secreto,
guardado entre tu y yo.
Magda Lluna
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