Vestidos de pasión
se encontraban al anochecer
cuando las luces se apagaban
y las sombras eran cómplices de amantes.
Contaban los segundos
desde el último beso
hasta acariciarse de nuevo
tarareando la dulce melodía del amor.
Sus miradas gritaban deseo
los labios jugaban
sus cuerpos danzaban
en la fiesta de la vida.
Eran estrellas fugaces
en el cielo de los amores más bellos
se arrullaban libres
jamás se prometieron compartir el firmamento.
Magda Lluna
©Derechos reservados
Un amor auténtico, con entrega y sin promesas. Felicitaciones por este poema, Magda, me encantó. Besos
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